Mayo, ese mes loco, ese mes de pólenes, hormonas, vientos y humedades. Muchas cosas para concentrar en este pequeño espacio, pero allá vamos.
Gerard está tan unido al piso que cuando no puede asistir a nuestra reunión semanal es capaz de estarse una hora enganchado al teléfono para hablar con nosotros. Es la magia, la erótica de la tecnología. Máximo confort:
Aquí la cosa se empieza a desmadrar. Como David no da señales de vida y Julia también desaparece, hay quien no tarda en inquietarse y, con la excusa de traer amigos, va buscando gente de solvencia económica contrastada para ocupar las habitaciones vacantes:
Mala hierba nunca muere. Experiencias bastante extrañas desde el extranjero inundan nuestro microcosmos. Las cosas se encauzan, aunque sigue faltando alguna pieza. Cogemos carrerilla para sobrevivir al hipsterismo primaveral y llegar con fuerzas al mes de junio:
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