Mucho movimiento por el piso, mucha actividad prenatal (de las fiestas, no de que estemos embarazados). Edu se pasa por ahí con su habitual espontaneidad de artista bohemio y nos toca la guitarra. Javi sigue entreteniéndonos desde su dimensión paralela. Y Sílvia y Tomás se zambullen en la lectura, reducto último de la fantasía navideña. Aún esperamos los polvorones.
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Hace 12 años