REBORN TO BE WILD

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Extraño caso, sin ser Benjamin Button. David ha vuelto al piso finalmente, porque Benidorm bueno, para un día está bien, pero después de cuatro meses ya cansa. Y cuál no es su sorpresa cuando encuentra el piso absolutamente cambiado. No ya de mobiliario, sino de gente: no conoce (al menos que él sepa de entrada) a ninguno de los tres inquilinos que lo están ocupando. Aún así, Álex, Julia y Bulbastre, al ser gente maja y del buenrollismo, hacen que rápidamente se monte una agradable conversación de yo que sé, como si fueran amigos en una dimensión paralela.

El que no lo crea, que lo escuche.

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