SIN BLANKA POR EL RYU

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Vivimos muy de cerca la vida y la muerte, las oportunidades perdidas y los momentos bizarros ganados. Es una tarde con todo de chicos en el piso y, aún así, no se habla de tías jamonas. Al menos no de forma directa. ¿Qué ocurre? ¿Estamos febriles? ¿Puede haber otros temas capaces de rellenar una hora de conversación? Haylos, haylos.

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