LA TELE QUE NOS PERDIMOS

|
Había todo un mundo ahí afuera, y ha tenido que venir de visita nuestro antiguo compi Gerard para recordárnoslo. Y también para que no nos relajemos, y reivindiquemos lo guay que es interrumpir a alguien que está hablando. Porque sí, porque no es lo mismo decir la tuya sobre la cálida alfombra de unas palabras ajenas, que hacerlo enfrentándote al frío silencio. Gente que encuentra su razón de ser en el hablar velado, de fondo. Gente que pisa porque eso forma parte de su propio discurso, de su identidad. Una cierta relación amo-dominado. Ese poder.

No hay comentarios: